Este fin de semana he asistido a un curso en el CPR sobre Inteligencia Emocional, cómo aprender a desarrollarla, cómo aplicarla y cómo enseñarla. El mayor referente que tenemos es a Daniel Goleman, del que os cuento un poquito al final de esta noticia. Os iré poniendo más cositas relacionadas con este curso, pero por ahora quisira mostraros unos vídeos sobre la motivación y superación personal, muy relacionados con el conocimiento y la expresión de nuestras Emociones.
El primero cuando lo vi en la Red me encantó, Trata de unos Extraterrestres que llegan a la Tierra e intentan comunicarse con los Seres Humanos...
y el segundo es de una película protagonizada por Will Smith, titulada "En busca de la Felicidad". Un padre que trata de sacar a su familia adelante y todo se le complica cada vez más...
La Inteligencia Emocional de Daniel Goleman
Daniel Goleman nació en California en 1947 y fue un psicólogo destacado que adquirió notoriedad a partir de la publicación de su obra “Inteligencia emocional” en 1995. La segunda parte fue llamada “Inteligencia social”.
Se basó para su teoría en la de las inteligencias múltiples de Gardner pues concibió la inteligencia emocional sustentada en las inteligencias inter e intrapersonales de ese autor.
La inteligencia emocional consiste en poder reconocer las emociones propias y las ajenas, gobernarlas, para que las relaciones sociales se tornen armoniosas y eficaces. Existen personas con gran inteligencia lógica y abstracta, pero que sin embargo no triunfan en la vida. ¿Qué les falta? Aprender a desarrollar su inteligencia emocional.
La inteligencia lógica y abstracta no puede explicar ciertas decisiones que se toman cargadas de sentimientos, y esto hace que una inteligencia emocional sea más eficaz a la hora de controlar los impulsos, el mal humor, contrarrestar las actitudes agresivas, mantener la calma, brindar una palabra afectuosa o de contención, etcétera.
Es una inteligencia susceptible de aprenderse, y por ello el rol de la escuela es fundamental, para lograr capacitar a los alumnos en el conocimiento de sí mismos y de sus propias emociones, para poder controlarlas y dirigirlas, impidiendo que dominen sus actos. Debe también enseñarse la empatía, para reconocer las emociones ajenas. Debe capacitarse en la auto-motivación y enseñar técnicas para facilitar la interacción social y el liderazgo.
El docente, diariamente, con su ejemplo, puede enseñar esta inteligencia escuchando a sus alumnos, respetándolos, manejando sus propias reacciones agresivas, empleando un tono amable y exigiendo cordialmente que todos lo utilicen.
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